Carlos Lleras de la Fuente
"El que no está conmigo, que soy el dechado de virtudes, el Mesías y el más prestigioso colombiano desde 1810 y hasta la fecha, es de mala fe, mentiroso, amigo de la guerrilla y calumniador..."
No he agotado ni agotaré por mucho tiempo la biografía del Presidente escrita, sin conocer al personaje, por Robert Green en su libro Poder, que Álvaro Uribe aplica constantemente.
Hoy por ejemplo, he de transcribir lo que aquel moderno Maquiavelo recomienda para conservar el prestigio, escrito que conforma la ley 5ª del Poder.
Por cierto que la numeración corresponde a la que el Congreso aprobó en desarrollo de la Constitución de 1991, con la cual comenzó el proceso de reversar todo lo bueno que ella tiene (o tenía) y, en este caso, la reglamentació n del funcionamiento del órgano legislativo después de que se restablecieron las suplencias en buena hora eliminadas por la Asamblea.
Los periodistas, en general críticos de Uribe, los intelectuales que no lo pueden soportar, y otro buen número de gentes prestantes, entre los cuales se encuentran los directores de las onG, se verán reflejados en el párrafo que –entre comillas- transcribo a continuación pues todos han sido víctimas del mandatario mismo, de sus ministros, de sus áulicos y de un grupillo odioso de “periodistas” lagartos cuya identidad todos conocemos.
“Casi todo depende de su prestigio; defiéndalo a muerte”, es la frase que encabeza la ley 5ª y que, en terminología jurídica colombiana rezaría: “por la cual se reglamentan la conservación del prestigio y las formas de hacerlo”.
Dice Green: “Su nombre y su prestigio constituyen la piedra angular del poder. Basta el prestigio para intimidar y ganar. Sin embargo, una vez que decae, usted se tornará vulnerable y será atacado por todos los flancos. Convierta su prestigio en una fortaleza inexpugnable. Manténgase alerta frente a cualquier tipo de ataques potenciales y desbarátelos antes de que se produzcan. Al mismo tiempo aprenda a destruir a sus enemigos abriendo brechas en la reputación de ellos. Luego dé un paso al costado y deje que la opinión pública los crucifique”.
Qué consejo más acertado y mejor seguido por nuestro Mandatario que a punta de ajustar a él su conducta ha podido equivocarse repetidamente y usar su fortaleza para que nadie lo ataque, pues quienes han incurrido en tan democrático ejercicio han padecido todas las calumnias y descalificaciones posibles del alto gobierno, sin que al quedar en claro los hechos y objetivamente mal parado el Presidente, se produzca una rectificación o se presenten unas excusas.
Resultaría interminable hacer una lista de los eventos que han generado este tipo de reacciones en Palacio, en los seis años de gobierno de Uribe, de las cuales han sido víctimas militares, jueces y magistrados, columnistas y políticos, el Presidente de la Corte Suprema, Daniel Coronel, etc., etc.
“El que no está conmigo, que soy el dechado de virtudes, el Mesías y el más prestigioso colombiano desde 1810 y hasta la fecha, es de mala fe, mentiroso, amigo de la guerrilla, calumniador, y hace parte de los que estoy echando a los perros para que los destrocen”, cosa que hacen sin inmutarse los beneficiarios de la largueza y de la ineptitud de los sucesivos ministros de Hacienda, Defensa, Agricultura, Protección Social y otros.
Esta conducta lleva, además, a que los errores y actos de irresponsabilidad del Presidente se achaquen a quienes están más lejos de él y, por ello, su caída no afecta el prestigio del gran hombre. Tranquilos, pues, ministros, que las pirámides son culpa de Murcia y del Superintendente Prado, de quien creo que ni siquiera ocupaba el cargo cuando ya funcionaba este fraudulento esquema.
"LATINOAMERICANOS UNIOS"
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