sábado, 17 de mayo de 2008

La misma porquería de siempre


Notas de Juan Cendales

Nuevamente el siempre nauseabundo personaje, lagarto profesional, bufón de cortesanos y pluma alquilada de los regímenes de turno, Plinio Apuleyo, ha denostado desde su milenaria caverna en El Tiempo, para glorificar aquello de lo que él siempre ha vivido:

El clientelismo.

Argumenta la momia burocratizada que el clientelismo y la corrupción no son delito alguno. Porque siempre ha sido así. Es algo natural. Parte del paisaje y las costumbres políticas del bipartidismo.

Es un trago amargo reconocerlo. La momia tiene razón. Siempre ha sido así.

Siempre han robado.

Este régimen se montó sobre la estructura de clientelas mafiosas. Y esas clientelas mafiosas se aliaron siempre con bandoleros, sicarios, narcos, paracos y matones.


Siempre ha sido así.

Han matado desde siempre. Desde siempre han robado.

Y para alguien como la momia, que desde siempre les vendió la pluma y el alma por una embajada o cualquier otro mendrugo tirado de las mesas señoriales, es algo natural.

Lo grave, lo anormal, el delito, en el país del sagrado corazón de Jesús y reinado sempiterno de Uribe, es oponerse a ello.

Un delito que se paga.

Con la vida. O la libertad.

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