miércoles, 17 de octubre de 2012

¡Ganó Capriles!!!



Sí señores: ganó Capriles. No crean en los embustes del gobierno venezolano que dice lo contrario. Generalmente cuando escucho noticias o versiones opuestas sobre un hecho, apelo a un criterio razonable de posibilidad de verdad: si las versiones en un sentido son múltiples y vienen de numerosas fuentes, en contraste con las de sentido contrario que son pocas y vienen de una sola, opto por la primera. La razón es muy sencilla, tomada de la sabiduría de la vida que enseña cómo discurren las cosas en el mundo: todos no pueden estar equivocados al mismo tiempo. Quien lo está es el bobo que ve distinto a lo que ven todos.


Así que señores, vuelvo e insisto, pónganme atención que va en serio: ¡GANÓ CAPRILES!

¿No lo dicen acaso al unísono Globovisión, Univisión, Teleazteca, Televisa, CNN –en español o en inglés, en francés o en esperanto-, no lo dice El País de España, el Miami Herald y en Colombia los influyentes canales televisivos RCN y Caracol? Y el pobre Consejo Nacional Electoral de Venezuela, y el pobrecito ya casi ex presidente Chávez, ilusos y fantasiosos afirmando lo contrario y lo peor, celebrándolo, como si los sueños tuvieran la virtud de cambiar la realidad. Es lo que llaman “pensar con el corazón”, cosa de gente poco aterrizada. Pero la realidad es tozuda y hay que acatarla.

Hay un episodio sin embargo que trae confusión y torna inentendible esa clara realidad: los mismos medios que nos alborozan con la buena nueva del triunfo de nuestro candidato Henrique Capriles -cómo nos suena de raro a las y los colombianos que somos tan gramáticos, ese Enrique con H-, nos han abrumado con una imagen hasta patética. Un tierno niño, tal vez cuatro años, inconsolable llora la derrota de Capriles, y se niega a aceptar que haya vencido Chávez. Y ese niño fue adoptado como emblema de la oposición en Venezuela, la que se va a hacer al presidente que no ganó, por parte de los partidarios del que sí ganó, quien pasará a encabezar la oposición. Es la primera vez en la surrealista historia política de la a veces onírica realidad latinoamericana, que el triunfador en unas elecciones y su partido, se aprestan a ser oposición al gobierno. Que para más dislate, va a ser presidido por el candidato perdedor.

Pero decía del niño que perdió su inocencia y por culpa de la pasión sectaria corre el riesgo de también su infancia. Porque laliza que dio lugar a ese llanto era una causa de mayores, que si bien por el hecho de serlo hemos logradoalgunas cosas de la vida, ello fue al precio de perder las fantasías de la infancia. Unade éstas, que los enemigos fueran de mentiras, a los que bien podíamos matar de manera fulminante, para un instante después, infundirlesviday seguir jugando con ellos. Por eso laescena morbosamente difundida nos ha impactado, y más que se la quiera hacer símbolo de algo que si cosa alguna es, es mala: el rechazo irracional del otro, la separatividad sin regreso con el mundo del adversario. Y esas arenas de confrontación no se avienen bien con el territorio primoroso de la infancia. Por eso el niño llora desconsolado. No está en su mundo del cuallo arrebataron. Está en el de nosotros los mayores que ¡qué bien aprendimos a odiarnos!

La escena del niño en la reciente justa electoral venezolana, debe ser borrada de la memoria de las cámaras, y hacer el esfuerzo los publicistas de la campañaque incurrieron en el desacierto de editarlo como producto, de hacerlo también de la de las gentes.

Y todos los grandes medios de comunicación que en el cubrimiento de la campaña presidencial de la república bolivariana de Venezuela en este 2012 se quitaron la careta y mostraron ya sin reato cuál es la verdad a la que sirven, cuál la objetividad a la que están adscritos, esos grandes medios que difundían como noticia cierta la futura derrota del presidente Chávez, cuando ese futuro llegó y por lo tanto la realidad les imponía emitir la noticia que daba la certeza del presente: ¡cosa increíble! no dieron el brazo a torcer:se ratificaron en ella. Sí señores, en las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre, el ganador fue elcandidato Henrique Capriles.

Pero para no dar la impresión de alguna obcecación por la mentira, un ensalmo que hubiera enloquecido satélites yteleprontersllevándolos a negar la realidad que los demás veían, muy compuestamente los grandes medios periodísticos pasaron a sustentarla noticia del clamoroso triunfo de Henrique Capriles:

En efecto, a pesar de que el tal Chávez obtuvo mayor votación, las elecciones mostraron que porcentualmente el incremento de la oposición con respecto a las anteriores elecciones, fue mayor. Pero además, que nadie se llame a engaño, Chávezinexorablemente muere en pocos años, antes de terminar su período en todo caso. Por eso señores, aquí en Televisa, Teleazteca Univisión, Globovisión, CNN, NT24, El Tiempo de Colombia, El país de España, el Miami Herald ya saben de dónde, RCN y Caracol televisión de Colombia, les decimos lo que les decimos, con la garantía de que la verdad es nuestra guía. Y que no aquí no les mentimos. ¡Nunca!

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