El país entero fue testigo excepcional.
Escuchamos y vimos a Uribe furioso y descompuesto llamando a no votar por Moreno. Desesperado.
Y ahora José Obdulio, su asesor, nos viene con el cuento bugueño de que no era así, sino que, y son sus palabras textuales, el presidente tiene una inteligencia superior y estaba hablando en abstracto.
Mal hace José Obdulio en irrespetar en forma tan aleve la inteligencia del país. O en develarnos su tan bajísimo nivel de neuronas al llamar inteligencia superior a la delictiva conducta del presidente. Delictiva, irracional, baja y torpe.
Y dolidos por la derrota estruendosa del lunes en Bogotá siguen atacando al presidente del Polo, Carlos Gaviria.
Pretende el Doctor Ternura, alcahuete del paramilitarismo, imponerle y dictarle a Gaviria las rectificaciones, descalificaciones y demás declaraciones que Gaviria deba hacer.
Está bien que ellos crean que Uribe es una inteligencia superior. Allá ellos. Pero no que el país los acompañe en tan estrambótica idea.
Como tampoco pueden pretender que el presidente del Polo les pida permiso para hablar, opinar o respirar.
Escuchamos y vimos a Uribe furioso y descompuesto llamando a no votar por Moreno. Desesperado.
Y ahora José Obdulio, su asesor, nos viene con el cuento bugueño de que no era así, sino que, y son sus palabras textuales, el presidente tiene una inteligencia superior y estaba hablando en abstracto.
Mal hace José Obdulio en irrespetar en forma tan aleve la inteligencia del país. O en develarnos su tan bajísimo nivel de neuronas al llamar inteligencia superior a la delictiva conducta del presidente. Delictiva, irracional, baja y torpe.
Y dolidos por la derrota estruendosa del lunes en Bogotá siguen atacando al presidente del Polo, Carlos Gaviria.
Pretende el Doctor Ternura, alcahuete del paramilitarismo, imponerle y dictarle a Gaviria las rectificaciones, descalificaciones y demás declaraciones que Gaviria deba hacer.
Está bien que ellos crean que Uribe es una inteligencia superior. Allá ellos. Pero no que el país los acompañe en tan estrambótica idea.
Como tampoco pueden pretender que el presidente del Polo les pida permiso para hablar, opinar o respirar.
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