Por: Luz Marina López Espinosa.- Alianza de Medios y Periodistas por la Paz
Viernes, 08 Marzo 2013 03:54
“Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos y a partir de este momento es prohibido llorarlos”
Hoy
te saludamos Hugo en el día en que vas a reposar en el Panteón de los
Héroes dándote la mano con el Padre Simón sueño secreto que pocos
sabían, muchos intuían. ¿Sí lo pudiste imaginar cuando eras apenas un
soldado derrotado prisionero en San Francisco de Yare?
Las más justas palabras que se te han podido decir en este triunfante remontarse a la eternidad, las de tu entrañable Fidel interpretándonos a todos: “¡Hasta siempre Comandante!”. ¿Habrías podido imaginarlas dichas por quien ya había hecho historia –¡Fidel, sí Fidel!- cuando tú apenas eras un niño que sólo quería ser campeón de béisbol?
Hoy cuando el mundo
te llora, ese caudal es a la manera de sentencia definitiva sobre tu
vida y obra. Pocos líderes en el mundo fueron más escarnecidos por los
poderosos de la tierra, objeto de más feroz inquina por los que al
vaivén generoso de la rosa de los vientos, podían propagar a todos los
rincones los hechos de los hombres. Y sin embargo, ese torrente, ese
fatigado pero incansable peregrinar de miles y miles que un día, como
quien exhibe una reliquia orgullosos contarán a sus hijos y a sus nietos
“yo toqué su féretro, yo vi su rostro un instante”, sentencian que
fue buena tu obra, que fue bien rendida la jornada. Que poco se llevó la
muerte, porque todo lo dejó a la vida.
Llegan resonancias de Martí: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar.”
Otros, aún en vida ya celebraban tu muerte. “Pobres hombres” dirías, tú tan festivo y emotivo como eras, de pronto caviloso filósofo, ecos de Séneca, de Diógenes, de Sócrates. Y el Comandante bajado de su pedestal de estadista, no respondió como tal sino como corazón humano que bullía en ansias de fraternidad aún con su contrario por imposible que ello fuera por su contumacia: “Todo lo malo que me deseen yo se lo devuelvo pero en amor”.
Y a esos
pocos o sean muchos, les decimos: Tanathos es deidad de hojalata e
ingrata que no estima a sus devotos. Y también complacida un día los
recibirá en su tabernáculo. No hay que adorar falsos dioses.
Presidente,
Comandante, Amigo: las banderas que levantaste tan alto, no serán
arriadas. Tal tu triunfo sobre la muerte, seguir gobernando desde la
eternidad.
¡Gloria al bravo Chávez!
¡Gloria al bravo Chávez!
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